El Archivo Municipal de Pamplona
Tras la formidable visita al Archivo Real y General de Navarra del pasado mes de marzo, la Peña Pregón organizó una visita al Archivo Municipal de Pamplona (AMP) y a la Casa Consistorial de la mano de Ana Hueso que estuvo exquisita en todo momento explicando pacientemente muchos de los tesoros allí custodiados.
La respuesta para ver el municipal fue tan alta que se ha organizado en dos tandas. La primera fue realizada el pasado 19 de abril de 2023 empezando por conocer la historia del mismo edificio donde están las instalaciones archivísticas: el Seminario de San Juan Bautista, también conocido como Seminario Viejo por muchos pamploneses, un edificio sufragado por el matrimonio formado por Juan Bautista de Iturralde y Gamio (Arizcun, 1674 – Madrid, 1741), I marqués de Murillo el Cuende, y Manuela Munárriz Aramburu, que fue un proyecto rompedor de la época al admitir colegiales que no debían ser necesariamente descendientes suyos.
Ya en el interior del edificio, en el mismo recibidor nos habla Ana Hueso del ya desaparecido «Museo de Recuerdos Históricos» al mostrarnos el imponente cuadro pintado por Gustavo de Maeztu, «El general Zumalacárregui» (1938), que según parece fue elaborado ex-profeso para este museo promovido por Ignacio Baleztena. Ambos artistas, Gustavo de Maeztu e Ignacio Baleztena, fueron pregoneros, junto a otros grandes (José María Iribarren, José Aguerre, J.R. Castro Álava, etc) de primera hora.
La directora del archivo, Ana, nos cuenta también cómo las actuales instalaciones se están quedando ya pequeñas. El edificio, que comparte espacio para otras áreas municipales, empieza a mostrar falta de espacio para los depósitos documentales y bibliográficos que gestiona el AMP:
«Son los Archivos Municipales depósitos sagrados de los Derechos de los Pueblos y su conservación uno de los más graves e indeclinables Deberes de los Ayuntamientos.»
Es difícil en un organismo como este hablar de contenidos y olvidar otros ya que la lista sería extensa. Por ello, cuando se planteó la visita se focalizó en el VI Centenario del Privilegio de la Unión para definir elementos de mayor interés en función del tema. El nacimiento del mismo AMP hay que localizarlo en aquel acto del 8 de septiembre de 1423. La propia directora publicó un artículo hace pocos años donde lo explica ampliamente:
Uno de los capítulos de aquel fuero pamplonés dictado por Carlos III el Noble establecía la creación de un arcón con tres llaves donde almacenar la documentación propia generada por la Pamplona nacida tras aquel acuerdo, teniendo bajo su custodia una llave el cap del Burgo de San Cernin, el cap de la Población de San Nicolás y el cap de la Ciudad de la Navarrería.
De aquel arcón primero, si lo hubo, no hay noticia. Aunque más adelante se hablará de ello, la primera casa consistorial de Pamplona tardó bastantes años en ser levantada. Sin embargo, el despacho de dirección sí conserva un gran armario de fábrica posterior con sus tres llaves: allí se custodiaron muchos años los documentos municipales especialmente importantes.
El AMP está repleto de detalles, mapas, cuadros, documentos, que exigen muchas horas para su estudio y contemplación. Por lo que la curiosidad continua de los presente, conllevó al empleo de mayor tiempo del disponible. Por ello nos fuimos a la antigua capilla del viejo seminario, convertida en sala técnica de conservación de documentos, donde uno no sabía si mirar embelesado a techo y a paredes decoradas por trazos diechiochescos o atender debidamente las autorizadas y sabrosas explicaciones de la archivera, oficiando de guía, y sacando documentos por aquí y por allá cual mago mostrando naipes de una baraja que se desvanece ante tus ojos impávidos incapaces de seguirlo.
Tras tanto entremes con abundancia de aperitivos se nos mostró el documento más importante de la Historia de Pamplona. Es un juicio que formula quien esto escribe y que, sin duda, pueda ser razonable objeto de debate y enmienda. Pero, al menos, durante este año, debiera captar la atención de todos sus vecinos como en su día obró igualmente con ellos a fin de que unieran fuerzas, ideas y esfuerzos en pro de cuidar la ciudad en lugar de destrozarla en defensa de intereses particulares: el Privilegio de la Unión de 1423. Bueno, uno de ellos que, afortunadamente no es el único. En otra entrada les contaremos cómo fue la visita a la casa consistorial.
