José de Arteche Aramburu (Azpeitia, 1906 – San Sebastián, 1971).
Hablante de euskera desde la cuna, estudió en el colegio de monjas francesas de Azpeitia y luego en los hermanos Maristas. A los catorce años de edad, debido a problemas familiares se vio obligado a abandonar el Bachillerato y comenzó a trabajar como empleado de entidades bancarias. Es, pues, un literato formado en la más pura autodidaxia vocacional. Hasta los veintiún años no vio publicado su primer artículo, pero desde entonces puede decirse que no cesó de escribir. Arteche es un trabajador infatigable.
Vascófilo desde su juventud, estableció enseguida lazos de amistad con José de Ariztimuño, Aitzol, sacerdote comprometido con el renacimiento de las letras vascas. Se da la feliz circunstancia de que, siendo un escritor bilingüe, se expresa en sendos idiomas, en euskera y en castellano, con idéntica facilidad de expresión.
A la veintena de sus publicaciones (Una inquietud y cuatro preguntas, San Ignacio de Loyola, Elcano, Urdaneta, Mi Guipúzcoa, Legazpi, Caminando, Mi viaje diario, San Francisco Javier, Lope de Aguirre, Traidor, La paz de mi lámpara, Vida de Jesús, ¡Portar bien!, Saint-Cyran, Cuatro relatos, Camino y horizonte, Lavigerie, Siluetas y recuerdos, Rectificaciones y añadidos, Discusión en Bidartea, Canto a Marichu, etc.), caben añadir varios miles de artículos periodísticos.
Amigo de Pregón, colaboró con una docena de artículos («El billete de Juanito», «Concierto económico», «Atavismos y perdigones», «Nuestras dulces enemigas», etc) y siempre estuvo cerca de la Peña y de sus amigos navarros como José María Iribarren.