El pasado miércoles, cuando aún resonaba en la Sociedad Cultural Peña Pregón el éxito de la presentación del último número de Pregón, nos llegó la penosa noticia del fallecimiento de nuestro amigo y compañero José Javier Viñes. No me toca a mí glosar a un personaje singular de la Navarra contemporánea, con un destacado periplo en la sanidad y con un papel destacado en la política local y regional. El alcalde de Pamplona, el político, el médico, el gestor sanitario, quedan para otras plumas.
A mí me corresponde la cultura, y me toca recordar al José Javier Viñes pregonero. Se incluyó en la Peña Pregón tardíamente, cuando declinaba su intensa actividad profesional y política, de la mano de su gran amigo José María Corella, presidente que fue de nuestra entidad. Vivió apasionadamente la vida de Pregón de los últimos veinte años, figurando en la junta directica de la entidad, en el Consejo Editorial y siendo vicepresidente de Pregón. Con su trabajo y colaboración nuestra revista, Pregón Siglo XXI, la de la segunda época, alcanzó cotas insospechadas de calidad y consideración. Le tocó apechugar con la crisis de 2014-16, con dificultades para nuestra publicación. Pero fue capaz de empujar para reflotar la sociedad y la revista. Le tocó “convencerme” de que asumiera la presidencia de Pregón, a pesar de que en la Peña hay gente de mucha más altura personal y cultural. Desde entonces, mi trato con él fue profundo desembocando en amistad.
A su nombre figuran en la revista 26 artículos, el primero en el número 29 (del año 2007) y el último en la revista publicada el pasado martes; dejó 8 más con el pseudónimo de Mario Rueda. Su último gran aporte fue la gestión del suplemento de Pregón dedicado al 40 aniversario del Amejoramiento del Fuero de Navarra, que diseñó junto a su amigo, y también pregonero, Víctor Manuel Arbeloa.
Toca, por tanto, despedir al amigo y al pregonero. Nos queda el recuerdo de un gran pregonero, trabajador y gestor eficaz, hombre de iniciativas y carácter, navarrista hasta la médula, preocupado por la cultura y el bienestar de su querida Navarra. Has podido ver como la Sociedad Pregón navega nuevamente con aplomo y lucidez, haciendo buena nuestra seña de identidad, aquella que dice Somos pregoneros de las cosas y virtudes de Navarra. El martes recibimos, con gran alegría, el alta en Pregón de una joven de conocido apellido pregonero, nieta de uno de los ilustres pregoneros de primera época; el miércoles despedimos a otro gran pregonero. Ello ejemplifica la paradoja, quizás también grandeza, de la vida y de nuestra Peña.
Como bien recuerda el gran pregonero Juan José Martinena, estamos convencidos de que hay una Peña aquí, la que sigue al pie del cañón pero existe otra peña en el otro mundo (cada vez más numerosa); creemos firmemente que allí siguen reuniéndose en sus tertulias los Iribarren, Baleztena, Soteras, Salinas Quijada, Ollaquindia García Merino, Galbete, Idoate, Corella, Lozano de Sotés, Aguerre, Carlón, Muruzábal del Val y tantos otros. Allí se encuentra ya José Javier Viñes. En nombre de Pregón, en nombre de la cultura navarra. ¡Gracias y hasta siempre, amigo!
José María Muruzábal del Solar
Presidente de la Peña Pregón